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Ocurría la pasada temporada que, cada vez que el Nàstic de Tarragona se enfrentaba a un filial, a estos les temblaban las piernas. El conjunto grana era un equipo maduro, competitivo y que imponía su oficio ante jóvenes talentos, que se deshacían frente a un cuadro que siempre terminaba imponiendo su ley. Y cuando no lo hacía, el destino era terriblemente cruel con él.
El equipo tarraconense cerró el curso con un bagaje impresionante frente a los muchos filiales a los que se midió: ocho victorias, dos empates y solo dos derrotas. Las dos caídas fueron inesperadas, ya que se produjeron en el Nou Estadi. La primera, frente al Bilbao Athletic (0-2), y la segunda, que jamás se olvidará, porque arrastró al Nàstic de nuevo al infierno: el 1-3 encajado ante el Sanse en la ida de la final del play-off de ascenso a Segunda. Una derrota que obligó a los granas a firmar una remontada en Zubieta que se rozó (1-2), pero que finalmente no se dio.
Este año, el panorama es bien distinto. El Nàstic se enfrenta a cuatro filiales, pero su fiabilidad ante ellos ha caído de manera notable. Los granas ya no son aquel equipo que, casi por inercia, estaba muy cerca de la victoria frente a jóvenes equipos. La diferencia no solo se refleja en los resultados —dos empates y una derrota en tres encuentros—, sino también en el juego: al equipo le está faltando dominancia en el área y control en los duelos individuales en defensa, un déficit que ante equipos de talento joven y descarado se paga caro, porque ellos rara vez perdonan los errores.
El balance del curso
El estreno frente a los filiales llegó en la ciudad deportiva del Betis, con un empate a dos en el que Jardí adelantó dos veces a los granas, que no pudieron cerrar el partido con victoria. Mucho peor fue la actuación ante el Atlético Madrileño, que se impuso con un contundente 0-3 en el Nou Estadi, provocando el cese de Luis César. Ya con Cristóbal Parralo en el banquillo, el Nàstic se midió al tercer filial de la temporada y logró un empate sin goles ante el Villarreal ‘B’. La historia fue similar a la de los encuentros anteriores: el equipo sufrió en el área y en los duelos individuales, pero esta vez tuvo cierta fortuna; a los groguets les faltó colmillo y así los tarraconenses evitaron la derrota.
Antes de que acabe la primera vuelta, los granas cerrarán su ‘tour’ frente al Sevilla Atlético, en tierras hispalenses, el próximo viernes 5 de diciembre. En la segunda vuelta, tendrán cuatro partidos más ante estos mismos filiales. A tres de ellos, salvo el Atlético Madrileño, los recibirán en el Nou Estadi, donde tendrán la oportunidad de intentar recuperar aquel apodo de matafiliales que se ganaron a pulso durante buena parte del pasado curso.
Lo que queda claro es que este Nàstic no impone como antes; ahora, cada duelo frente a un filial es una prueba de paciencia, oficio y precisión. La temporada aún es joven, pero los números y la falta de dominio en momentos clave reflejan que la etiqueta de matafiliales queda, de momento, en el recuerdo.