Categoría
Nàstic
Antetítulo
Fútbol
Título
¿Por qué el Nàstic ya no es el matafiliales?
Subtítulo
Los granas suman dos empates y una derrota esta temporada frente a los filiales, un balance totalmente distinto al del curso pasado
Autores
Juanfran Moreno
Redacción

Imagen Principal
Momento del partido entre el Nàstic y el Atlético Madriñelo.
Momento del partido entre el Nàstic y el Atlético Madriñelo.
Artículo

Ocurría la pasada temporada que, cada vez que el Nàstic de Tarragona se enfrentaba a un filial, a estos les temblaban las piernas. El conjunto grana era un equipo maduro, competitivo y que imponía su oficio ante jóvenes talentos, que se deshacían frente a un cuadro que siempre terminaba imponiendo su ley. Y cuando no lo hacía, el destino era terriblemente cruel con él.

El equipo tarraconense cerró el curso con un bagaje impresionante frente a los muchos filiales a los que se midió: ocho victorias, dos empates y solo dos derrotas. Las dos caídas fueron inesperadas, ya que se produjeron en el Nou Estadi. La primera, frente al Bilbao Athletic (0-2), y la segunda, que jamás se olvidará, porque arrastró al Nàstic de nuevo al infierno: el 1-3 encajado ante el Sanse en la ida de la final del play-off de ascenso a Segunda. Una derrota que obligó a los granas a firmar una remontada en Zubieta que se rozó (1-2), pero que finalmente no se dio.

Este año, el panorama es bien distinto. El Nàstic se enfrenta a cuatro filiales, pero su fiabilidad ante ellos ha caído de manera notable. Los granas ya no son aquel equipo que, casi por inercia, estaba muy cerca de la victoria frente a jóvenes equipos. La diferencia no solo se refleja en los resultados —dos empates y una derrota en tres encuentros—, sino también en el juego: al equipo le está faltando dominancia en el área y control en los duelos individuales en defensa, un déficit que ante equipos de talento joven y descarado se paga caro, porque ellos rara vez perdonan los errores.

El balance del curso

El estreno frente a los filiales llegó en la ciudad deportiva del Betis, con un empate a dos en el que Jardí adelantó dos veces a los granas, que no pudieron cerrar el partido con victoria. Mucho peor fue la actuación ante el Atlético Madrileño, que se impuso con un contundente 0-3 en el Nou Estadi, provocando el cese de Luis César. Ya con Cristóbal Parralo en el banquillo, el Nàstic se midió al tercer filial de la temporada y logró un empate sin goles ante el Villarreal ‘B’. La historia fue similar a la de los encuentros anteriores: el equipo sufrió en el área y en los duelos individuales, pero esta vez tuvo cierta fortuna; a los groguets les faltó colmillo y así los tarraconenses evitaron la derrota.

Cinco partidos ante filiales por delante

Antes de que acabe la primera vuelta, los granas cerrarán su ‘tour’ frente al Sevilla Atlético, en tierras hispalenses, el próximo viernes 5 de diciembre. En la segunda vuelta, tendrán cuatro partidos más ante estos mismos filiales. A tres de ellos, salvo el Atlético Madrileño, los recibirán en el Nou Estadi, donde tendrán la oportunidad de intentar recuperar aquel apodo de matafiliales que se ganaron a pulso durante buena parte del pasado curso.

Lo que queda claro es que este Nàstic no impone como antes; ahora, cada duelo frente a un filial es una prueba de paciencia, oficio y precisión. La temporada aún es joven, pero los números y la falta de dominio en momentos clave reflejan que la etiqueta de matafiliales queda, de momento, en el recuerdo.