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Guerrilleros, bandoleros, maquis… Las montañas de Tarragona, y especialmente el Parc Natural dels Ports, han sido a lo largo de la historia refugio de quienes buscaban ponerse a salvo de las convulsiones del territorio, desde la Guerra del Francés hasta el Franquismo. En la ruta de esta semana seguimos los pasos de Florencio Pla Meseguer, el vecino de Vallibona cuya historia ha inspirado canciones, novelas e incluso una película. Una figura marcada por el contexto social y político de su tiempo, cuya verdadera historia ha quedado a menudo oscurecida —cuando no distorsionada— por el relato sensacionalista de los años de la Dictadura. Entonces, ¿quién era Florencio Pla Meseguer?

Nacimiento

Florencio Pla Meseguer nació el 1 de febrero de 1917 en Vallibona (Castellón), en el mas de la Pallisa, dentro de una familia de aparceros. De acuerdo con Ferran Grau Verge en Guerrillers i bandolers als Ports de Tortosa-Beseit, el recién nacido presentaba una variación genital congénita. Contrariamente a lo que aún puede leerse, no sufrió rechazo de su familia ni de los vecinos. La inscripción como Teresa en el Registro Civil no respondió a burlas ni humillaciones, sino a una decisión de los padres para protegerlo en un entorno rural donde el servicio militar —y el trato recibido por quienes “no encajaban”— podía suponer un riesgo real. Florencio Pla creció trabajando como pastor, una vida dura pero habitual en la zona, que le permitió adquirir un conocimiento profundo de las montañas que más adelante resultaría decisivo. 

En 1947, Florencio sufrió una humillación por parte de la Guardia Civil y el Somatén, que lo obligaron a desnudarse para observarle los genitales. Pero este episodio —aunque grave— no fue el detonante de su entrada en la guerrilla. El verdadero punto de inflexión llegó cuando Francesc Gisbert, el aparcero para el que trabajaba, fue detenido, torturado y asesinado mediante la llamada Ley de Fugas por colaborar con los guerrilleros. Florencio, que también actuaba como enlace, fue avisado de que correría la misma suerte. Para salvar la vida, ingresó en la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), sección 23, dirigida por Carlos el Catalán. Con el tiempo, y especialmente durante los años 70 y 80, se difundieron sobrenombres y relatos que reforzaron una imagen distorsionada. Se le llegaron a atribuir hasta 29 homicidios, de los cuales 27 ocurrieron cuando aún estaba en Vallibona trabajando como pastor y no formaba parte de la guerrilla, y los otros dos constan en archivos como hechos en los que no participó. Como subraya Elena Solanas en Florencio Pla «La Pastora»: La dignidad robada, la construcción del “monstruo” respondió a una narrativa sensacionalista de la época. 

Entre todas las rutas que podemos realizar en Els Ports, hay dos que permiten imaginar cómo era desplazarse por un territorio parecido al que recorrió Florencio, aunque su actividad guerrillera se desarrolló mayoritariamente en el Maestrat.

Por una parte, el itinerario que une el refugio excursionista, situado junto al aparcamiento de l’Esquirol, con la más alta de nuestras cimas, el Mont Caro (1.441m). Lejos de lo que pudiera parecer, la ruta es de dificultad física moderada, invitándonos a salvar un desnivel positivo razonable que además nos regalará una perspectiva única de la cumbre –la misma de la fotografía–. El regreso por el Coll de Pallers empieza con una bajada decidida, casi un “salto de fe”, que enseguida se suaviza entre bosques y roca.

Itinerario A: Mont Caro desde el refugioDistancia: 7,89 kmDesnivel positivo: 475 mDuración: 3 horas y 53 mDificultad física: ModeradaItinerario B: El Tossal d’EngrillóDistancia: 12,68 kmDesnivel positivo: 877 mDuración: 6 horas y 49 mDificultad física: Muy exigente

Por otra parte, en el caso de que el itinerario anterior se nos antoje demasiado fácil, cabe la posibilidad de visitar El Port de Paüls, allá donde se han documentado acciones guerrilleras, como el episodio del mas de l’Ametleral, mencionado por Ferran Grau Verge en Guerrillers i bandolers als Ports de Tortosa-Beseit. Así, tomamos el recorrido que surge del cementerio municipal a fin de coronar el Tossal d’Engrilló (1.072m), pasando antes por la Bassa de la Refoia y el Teix d’Engrilló, el árbol milenario, antes de acometer la vuelta por el Coll de la Gilaberta.

A diferencia de la primera ruta, esta desafía al senderista con un desnivel positivo notable, 877 metros, concentrado en gran medida en el segmento que va del punto de inicio al Tossal d’Engrilló. He aquí la razón por la que conviene utilizar los bastones de senderismo para repartir el esfuerzo físico, reducir el impacto en las articulaciones y mejorar la estabilidad.