Categoría
Economía
Antetítulo
Industria
Título
Conocimiento, talento y territorio: la alianza que impulsa el futuro
Autores
Josep Pallarès Marzal

Artículo

Desde su creación en el curso 1991-92, 56.764 personas se han titulado en la Universitat Rovira i Virgili (URV). Según datos del último informe del Observatori de la Ocupació de la URV, el arraigo del talento en el territorio alcanza el 63%. Dicho de otro modo: dos de cada tres titulados se quedan a trabajar aquí. La creación de una universidad del y para el territorio ha sido, sin duda, un factor decisivo para consolidar el actual tejido económico e industrial del sur de Catalunya. La URV ha aportado el talento necesario no solo para proveer a la industria de personal cualificado, sino también para convertir nuestro territorio en un polo de atracción de inversiones a través de la generación y la transferencia de conocimiento.

La realidad necesita cifras para explicarse, y las cifras requieren contexto para comprender su magnitud. Uno de cada cuatro titulados de la URV procede de los ámbitos de la química y las ingenierías -casi 10.000 en los últimos 25 años- y, de ellos, cerca del 90% trabaja en puestos acordes a su formación tres años después de graduarse. Si afinamos más, un 75% de los ingenieros encuentra empleo apenas tres meses después de terminar la carrera en las empresas más competitivas y productivas del territorio. La simbiosis es evidente: buenos titulados, buenas empresas donde trabajar.

Contar con universidades públicas fuertes, arraigadas y comprometidas con su entorno es esencial. No solo para nutrir el mercado laboral sino también para crear sociedades con espíritu crítico, y porque la generación y la transferencia de talento son, por sí mismas, motores de progreso. Más datos lo demuestran: 1.700 colaboraciones empresariales, 137 patentes, más de 50 trabajadores en spin-offs y 92 millones de euros facturados en servicios de transferencia, todo desde la Fundación URV.

El propósito es claro: conectar el talento y el conocimiento con las necesidades del territorio. No es un desafío nuevo, sino una estrategia compartida desde hace años con centros como el ICIQ y Eurecat, con los que trabajamos para anticipar y ofrecer soluciones a los grandes desafíos industriales. La descarbonización es un buen ejemplo: necesitamos tecnología e investigación, pero también formar nuevo talento. De ahí iniciativas como el nuevo máster en Gestión de la Descarbonización Industrial y Social, que preparará los perfiles profesionales que el mercado demanda.

En un contexto en el que las políticas industriales europeas y nacionales sitúan la innovación como eje de la competitividad, debemos reforzar la conexión entre la capacidad científica de la universidad y las necesidades de innovación de las empresas. De esta escucha han surgido nuevas formas de colaboración, como la formación dual universitaria en ámbitos como la química -donde la URV es pionera a nivel estatal-, los doctorados industriales o los programas de formación permanente adaptados a las demandas reales del mercado, como las microcredenciales.

Sin talento no hay transformación posible. Como universidad, asumimos la responsabilidad de generar el talento que la industria y la sociedad necesitan. El aumento del 11% en la matrícula de la URV en los últimos cinco años y el hecho de que uno de cada tres nuevos estudiantes opte por ingenierías lo confirman. Pero todavía debemos formar más profesionales en el ámbito de las TIC e impulsar nuevos grados, como el de Farmacia, para responder a las necesidades del tejido productivo del territorio. Y para lograrlo, necesitamos el compromiso y el apoyo del gobierno. Porque invertir en conocimiento y talento es, en definitiva, invertir en el futuro de nuestro territorio.