Categoría
Tarragona
Antetítulo
Reportaje
Título
Indignación entre usuarios por la falta de espacio para sillas de ruedas en los buses de Tarragona
Subtítulo
Los viajeros con movilidad reducida expresan su malestar porque consideran que la gente no respeta sus plazas en los autobuses urbanos de la EMT
Autores
Marc Moreno

Imagen Principal
Carles Balaña, vecino y usuario habitual de los buses de la EMT, esperando a que llegue el bus.
Carles Balaña, vecino y usuario habitual de los buses de la EMT, esperando a que llegue el bus.
Artículo

Los usuarios y usuarias con movilidad reducida y que van en silla de ruedas se enfrentan, muchas veces, a situaciones de difícil accesibilidad que les complican mucho la comodidad de los lugares a los que deben ir o el transcurso de la rutina diaria.

Todas estas complicaciones las padecen muchos vecinos y vecinas de Tarragona, de barrios como San Salvador, por ejemplo. Estos se enfrentan continuamente a una situación desesperante en los buses urbanos que, mayoritariamente, tiene que ver con la poca empatía de la gente, según explica Pepa Gómez, vecina y usuaria que debe ir en silla de ruedas y que usa frecuentemente el bus para moverse por la ciudad.

Evidentemente, los buses cuentan con todo un sistema de rampas y de accesibilidad para facilitar la entrada a las personas que van en silla de ruedas, aunque explica que ese no es el problema, sino que al entrar al vehículo se encuentran con carritos de bebés, carros de la compra o incluso maletas en la zona reservada para personas con movilidad reducida.

Cabe destacar que esta misma zona también es apta para los carritos de bebés. De hecho, según el reglamento de la EMT, las personas que se desplazan en silla de ruedas tienen preferencia en el acceso al vehículo respecto a las personas menores transportadas con carritos, excepto que estas ya estén en el interior del vehículo.

Aunque muchos usuarios como Pepa se quejan abiertamente de que la preferencia deberían tenerla las personas que van en silla de ruedas.

«Entendemos que esa zona se pueda compartir, pero en el momento en el que se sube una persona que va en silla de ruedas, el carrito debería plegarse y cederle el paso al afectado, porque la mayoría de veces el carrito va vacío y el niño, con suficiente edad para ir de pie, ni se sienta en el carrito», aclara la afectada.

Ante esto, se muestran descontentos, por una parte, con la gente, ya que creen que hay algunos usuarios que se solidarizan, pero la gran mayoría de veces, explican, «se hacen los locos y no apartan los carritos vacíos o incluso las maletas que tienen puestas en el sitio. Esto evita que los usuarios que vamos en silla de ruedas perdamos el autobús», explica Carles Balaña, otro usuario que padece la misma problemática.

«La gente tiene muy poca empatía. Es muy fuerte lo que hacen. Yo he llegado a ver a usuarios que nos ven haciendo cola en una parada e irse corriendo a la anterior para ocupar la plaza con el carrito», comenta Bejarano.

«Tras esto, una vez me harté, y me planté delante del autobús como forma de protesta. Entonces el conductor se dio cuenta de lo que había pasado y le hizo recoger el carrito vacío a la señora», añade.

«Recuerdo que una vez subí al bus y en la plaza había una señora con un carrito para bebés con conejos dentro de una jaula», explica Carles.

Pepa cuenta que este tipo de situaciones la han hecho perder viajes o incluso tener que coger el bus dos horas antes de una cita prevista para llegar a tiempo.

«Esto se debería indicar con antelación. Hace un año cogí el bus en la parada Plaça Generalitat. Delante de El Corte Inglés. Subí al vehículo mediante la rampa, y a estar dentro el conductor me dijo que tenía que bajarme porque no había sitio, ya que estaba ocupado por carritos. El problema fue que ya había pagado el billete», detalla la usuaria.

Los conductores, serviciales

A pesar de alguna que otra incidencia menor, los tres usuarios coinciden en que no hay problema alguno con los conductores, ya que despliegan la rampa cuando se les indica y entienden que no pueden discutir con los usuarios que llevan el carrito.

«Nos hemos encontrado muchas veces en las que el conductor pide que el carrito vacío se repliegue, y las personas se niegan acusándolo de racista», en palabras de Pepa y Miguel Ángel.

Pepa y Carles son simpatizantes de la Asociació Sense Barreres de Tarragona, la cual busca luchar contra este tipo de incidencias.

Así pues, Pepa, que también es una de las vocales en dicha asociación, reconoce que lo que buscan y reclaman principalmente es que se cambie la normativa establecida, ya que creen que «no es justa. Porque no podemos plegar nuestras sillas. Ellos sí, y más, teniendo en cuenta que la mayoría de veces o van vacías o los niños son lo suficientemente mayores como para ir de pie».

Miguel Ángel reconoce haberse estudiado la normativa a nivel estatal y europeo, y según menciona, «a pesar de que haya carritos, la ley dice que nosotros tenemos la preferencia. De hecho, presenté una queja a la EMT».

Respecto a todo este tema, por su parte, la EMT reconoce y agradece a los usuarios y a la Associació Sense Barreres las quejas y las denuncias trasladadas al respecto para garantizar el derecho a los viajes a todos.

También, tal y como explican, según la normativa interna de la empresa, es obligatorio que el personal de conducción despliegue la rampa siempre que una persona usuaria en silla de ruedas lo requiera para acceder o salir del vehículo. Aseguran que les consta que los chóferes así lo ejecutan a lo largo de los servicios.

Además, explican que todos los autobuses de la flota están adaptados con sitios exclusivamente reservados para viajeros con movilidad reducida. También destacan que todos los vehículos cuentan con señalización interna, especificando tanto la prioridad de uso de las plazas adaptadas como la atención a personas con movilidad reducida.

A raíz de estas incidencias, aseguran que impulsarán una campaña informativa para sensibilizar al conjunto de usuarios sobre el respeto a la accesibilidad, así como un seguimiento operativo para asegurar el cumplimiento de estos protocolos y detectar mejoras.