Categoría
Economía
Antetítulo
Industria
Título
¿Cómo es la FP dual intensiva en Tarragona?
Subtítulo
Andrea García estudia el grado superior de laboratorio de análisis y control de calidad en el Institut Comte de Rius de Tarragona. Fue una de las elegidas para realizar el modelo intensivo y actualmente está de prácticas en el laboratorio de hidrocarburos de Dow
Autores
Aleix Solé
Redactor de Economia

Imagen Principal
Josepa Alcaina, profesora y coordinadora dual de los ciclos superiores del Institut Comte de Rius; Alícia Rubalcaba, analítica especialista en Dow, y Andrea García, estudiante en prácticas.
Josepa Alcaina, profesora y coordinadora dual de los ciclos superiores del Institut Comte de Rius; Alícia Rubalcaba, analítica especialista en Dow, y Andrea García, estudiante en prácticas.
Artículo

La formación profesional (FP) es una herramienta clave para el sector industrial tarraconense. Es la puerta de entrada de muchos jóvenes al mundo laboral y en el fondo es la cantera del sector, la Masía particular de la industria. Mantener la FP con buena salud es algo que el sector educativo y las empresas tienen claro. De hecho, desde hace unas promociones está ganando fuerza el modelo de FP dual intensiva. Este sistema asegura que la experiencia formativa de los alumnos en la empresa sea todavía más enriquecedora que el modelo de FP dual general.

Andrea García (Vilafranca del Penedès, 2005) estudia el grado superior de laboratorio de análisis y control de calidad en el Institut Comte de Rius de Tarragona. Fue una de las elegidas para realizar el modelo intensivo y actualmente está de prácticas en la planta de hidrocarburos de Dow. «La gente es muy agradable, siempre que tengo dudas me intentar ayudar», explica esta estudiante en referencia a su experiencia en Dow. Andrea García valora mucho que, pese al estrés continuo del trabajo, «los compañeros siempre tienen un hueco para venir a ayudarte», explica.

Alícia Rubalcaba (Tarragona, 1979) trabaja en el laboratorio de hidrocarburos como analítica especialista y, además, es la tutora en la empresa de Andrea García. «Estamos muy contentos, se ha integrado muy bien en el grupo. Cumple plenamente con lo que esperábamos», afirma esta trabajadora. Alícia Rubalcaba señala que la manera de integrar a estos estudiantes en prácticas es «involucrarles al 100% en el día a día de la planta». La tutora de prácticas explica que «no queremos que los alumnos sean observadores. Desde el primer momento manipulan y reciben formación de riesgos laborales».

Por su parte, Josepa Alcaina (Valls, 1963), profesora de materiales del Institut Comte de Rius y coordinadora dual de los ciclos superiores de este instituto es también la tutora en el centro educativo de Andrea García. Explica que «son alumnos seleccionados» y que «nunca ha habido ningún problema». Esta profesora también comenta que «dejamos un mes de margen a los estudiantes para que se adapten», ya que en algunas ocasiones el inicio puede costar, pese a que después el alumno se acaba familiarizando.

Josepa Alcaina subraya que el modelo intensivo requiere un alto nivel de compromiso por parte del alumnado, ya que implica «realizar un proyecto en la empresa» y superar previamente todos los módulos de primero, además de cumplir con «una serie de requerimientos profesionales y personales». No todo el mundo puede hacer la FP intensiva. El instituto selecciona a unos pocos del conjunto de estudiantes del grado. «De tres clases solo hemos seleccionado a 16 alumnos», comenta esta profesora.

Sin embargo, Josepa Alcaina explica que «no todos los buenos alumnos hacen intensiva», ya que algunos por circunstancias personales no pueden adquirir el nivel de compromiso personal y de tiempo que conlleva una FP intensiva. «Si trabajas mientras estudias ya no puedes hacerlo», reflexiona esta profesora».

Este ciclo formativo contempla hasta tres perfiles profesionales: los destinados a laboratorios de microbiología y biotecnología, los que trabajarán en laboratorios de materiales y, por último, los que se ocuparán de los laboratorios de analítica. Para cada uno de ellos, se realiza una preselección de estudiantes que posteriormente se presenta a la empresa en cuestión. Según Josepa Alcaina, este proceso de selección es clave para que «la inserción profesional sea realmente eficaz y ajustada a las necesidades del entorno productivo».

Desde la perspectiva empresarial, Alícia Rubalcaba remarca que la asignación se lleva a cabo valorando el tipo de laboratorio en el que se incorporará el alumnado: «si va a un laboratorio de investigación, debe tener  nociones de inglés; si es al de hidrocarburos, necesita cierto conocimiento de química», apunta esta trabajadora en referencia a las necesidades de Dow. Andrea García, por ejemplo, realiza sus prácticas en la planta de hidrocarburos porque «es una estudiante que viene de bachillerato y, por lo tanto, tiene una base de química importante», afirma la tutora de la empresa.

Además, explica que confían mucho en los perfiles que les llegan desde el instituto, ya que «nos envía siempre perfiles muy implicados», destaca Alícia Rubalcaba. Esta colaboración fluida y la confianza entre centro educativo y empresa es uno de los pilares del modelo dual intensivo.

Relación de casi tres décadas

El Institut Comte de Rius mantiene una colaboración con Dow que se remonta a casi tres décadas. «Pasamos de tener prácticas no obligatorias a unas que sí lo son, y después evolucionamos hacia la modalidad dual, que se diferencia por más horas de formación en empresa», explica Josepa Alcaina, quien añade que ya se han completado ocho promociones de esta modalidad.

Además de la estancia en la empresa, el alumnado debe desarrollar un proyecto basado en un caso real identificado conjuntamente entre el tutor del instituto y el tutor de la empresa. «El tutor ve las necesidades del laboratorio y valora las capacidades del alumno para hacer un proyecto adecuado», indica Josepa Alcaina. Una vez consensuado el contenido, el alumnado debe redactar una memoria, defender el proyecto en el instituto y exponer su experiencia a puerta abierta. Esto permite, en palabras de Josepa Alcaina que «estudiantes de primero acudan a las exposiciones», lo que permite que estos alumnos vean un ejemplo de trabajo que deberán hacer el próximo curso.

Alícia Rubalcaba apunta que la clave del éxito es la implicación máxima de todas las partes. «Dow está plenamente implicada. Es un beneficio mutuo: los alumnos conocen las demandas reales del mercado de trabajo y el instituto puede actualizar su formación en función de esas necesidades», explica esta trabajadora. Actualmente, la empresa acoge a 26 alumnos de dual intensiva. Esta experiencia sirve, en muchos casos, como vía de acceso a futuros procesos de selección. «Si los conocemos y han pasado por aquí, eso ya nos sirve casi como proceso de selección», añade esta trabajadora.

Formación de los profesores

Esta dinámica exige también una actualización continua del profesorado. Los docentes tienen la oportunidad de realizar estancias en la empresa para conocer de primera mano los procedimientos y herramientas que utiliza, lo que permite trasladar al aula contenidos actualizados y ajustados al funcionamiento real del trabajo. «No es lo mismo impartir una clase si hace mucho que no pisas un laboratorio que si lo has hecho recientemente», explica Alcaina, que añade que «no solo observamos, también manipulamos y realizamos prácticas».

En el caso de Andrea García, su evolución está siendo muy positiva. «Me gusta que durante mi estancia estoy viendo cosas que no he visto nunca y estoy aprendiendo muchas cosas nuevas», explica esta estudiante, que asegura que sus compañeros de laboratorio son conscientes de que está en proceso de aprendizaje y siempre encuentran un momento para ayudar.

Esta estudiante pretende «seguir formándose profesionalmente en el sector químico». Después del grado superior quiere «iniciarse en el mundo laboral». 

Cita

Hay alumnos que
aprenden antes
todas las técnicas
en la empresa que en el instituto

​(Josepa Alcaina, Institut Comte de Rius)