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Los transportistas han reclamado este lunes 24 de noviembre poder volver a utilizar la N-340 para reducir el volumen de tráfico en el tramo ebrense de la AP-7. 

Desde la Confederación Española de Organizaciones Empresariales de Transporte por Carretera (Conetrans) y la Federació Empresarial d’Autotransport de Tarragona (Feat) han afirmado que están “hartos” de que se les señale como responsables de la siniestralidad y han asegurado que el problema es que las infraestructuras son insuficientes. 

Por ello han pedido que se construya un tercer carril en la autopista, que se amplíe la N-340 y que se alargue la A-7, que actualmente termina en la frontera entre Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant y L'Ametlla de Mar. Al mismo tiempo, se han mostrado escépticos respecto a la reducción de velocidad a 80 km/h en la AP-7 anunciada por Trànsit.

El presidente de la Feat, Joaquim Riudeubas, ha expuesto que “la solución provisional” que plantean los transportistas es eliminar la prohibición para que los camiones de gran tonelaje puedan circular por la N-340. 

Una opción que beneficiaría especialmente a los vehículos que realizan trayectos cortos dentro de la provincia, permitiéndoles ahorrar kilómetros y evitar rodeos. Querrían aplicar esta medida hasta que exista un tercer carril en la autopista en el tramo “entre Salou y Alcanar”. 

También han reclamado desdoblar la N-340 y convertirla en autovía entre Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant y Torreblanca (Castellón), donde empieza la carretera CV-10. Todo ello, según Riudeubas, serviría para “lograr que el tráfico de camiones sea más ligero” en la autopista.

Esta “liberación” —como la han bautizado— de la N-340 no parece haber sido recibida con entusiasmo por parte de las administraciones. 

Tal como ha reconocido el secretario general de la Feat, Josep Lluís Aymat, la propuesta ya se ha trasladado en varias reuniones y no habría sido bien acogida por razones de seguridad. 

“La N-340 ya no tiene los estándares de carretera nacional” desde que en 2018 se obligó a los camiones a pasar por la autopista y se construyeron rotondas y carriles bici, ha admitido Aymat. Unas obras que se llevaron a cabo precisamente para reducir la siniestralidad de una carretera que se había convertido en un punto negro de la red viaria catalana.

Pero para los transportistas la situación ahora es distinta. Desde que la AP-7 eliminó los peajes en septiembre de 2021, para muchos camiones ya no tiene sentido volver a la N-340, especialmente para los que realizan trayectos largos por el corredor mediterráneo. 

“Un camión que viene de Murcia, si la autopista es gratuita, no pasará por la Nacional; seguirá por la AP-7”, ha afirmado Javier Arnedo, presidente de Conetrans, la entidad que actúa como patronal del sector a nivel estatal. 

Por este motivo, creen que si los camiones que hacen trayectos más cortos pueden circular por la N-340, “aunque sean unos cientos cada día”, se reduciría el volumen de vehículos en la AP-7 y eso, de rebote, mejoraría la seguridad y también disminuirían los tiempos de trayecto, el consumo de carburante y las emisiones.

Aun así, los profesionales del transporte por carretera han remarcado que existe una “falta de infraestructuras” y de inversiones que han convertido el tramo ebrense de la autopista en un embudo. 

Y ante este escenario, consideran que la reducción de la velocidad para los camiones de 100 km/h a 80 km/h anunciada por el Servei Català de Trànsit puede ayudar a reducir la siniestralidad pero no a resolver el problema. “Si pones un vehículo pesado en un carril y prohíbes los adelantamientos, en cualquier subida los camiones irán a 60 km/h y se formarán caravanas”, ha advertido Arnedo. 

En este sentido, ha insistido en que ellos no son los causantes de los accidentes ni de la situación de colapso de la autopista. “Si somos los culpables, que nos retiren de la carretera”, ha exclamado.