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Guerrilleros, bandoleros, maquis... Las montañas de Tarragona en general, y especialmente el Parc Natural dels Ports, han sido refugio de todo aquel que huía de algo: de la Guerra del Francés, de las venganzas carlistas o del franquismo. En la ruta de esta semana seguimos los pasos de Florencio Pla Meseguer, ‘La Pastora’, el vecino de Vallibona convertido en mito. Una figura tan enigmática que ha inspirado canciones, novelas y hasta una película. Pero ¿quién fue realmente ‘La Pastora’? ¿Y cómo llegó a ganarse el apodo de ‘el terror del Caro’?

Nacimiento

Florencio Pla Meseguer nació el 1 de febrero de 1917 en Vallibona (Castellón) en el seno de una familia de aparceros del mas de la Pallisa, que tenía tantos hijos como pocos recursos. De acuerdo con Ferran Grau Verge en Guerrillers i bandolers als Ports de Tortosa-Beseit, el recién nacido presentaba una malformación genital, diagnosticada como pseudohermafroditismo masculino, que impedía determinar su sexo. Por temor a las burlas de las que pudiera ser objeto durante el servicio militar, sus padres lo inscribieron en el Registro Civil como Teresa. De poco o nada sirvió aquella decisión en tanto que sufrió la humillación de sus propios hermanos y, por su apariencia, la de sus vecinos. Tras la muerte de su padre, cuando tenía apenas once años, creció al amparo de las montañas trabajando como pastora, donde desarrolló, en solitario, un cuerpo fuerte con el que podía reprimir a quienes se atrevían a ridiculizarle por sus rasgos físicos.

El punto de inflexión lo supuso un encuentro con la Guardia Civil en el año 1947. Una tarde de invierno, ‘La pastora’ se cruzó con un grupo de guardias civiles y somatents -un cuerpo parapolicial armado encargado de la protección civil- que la obligó a desnudarse para observar su órgano genital. Así, ya a mediados del siglo XX, Florencio Pla Meseguer, con treinta años, se unió al grupo de maquis de Carlos el Catalán, integrado en la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA): una de las organizaciones más temidas y mejor estructuradas de la guerrilla antifranquista, activa en las sierras de Levante, incluidos, además, Els Ports, donde cometió algunos de sus golpes y se ganó uno de sus sobrenombres más sugerentes, ‘El terror del Caro’, por los homicidios que se le atribuyeron.

De todas las rutas de senderismo que podemos llevar a cabo en Els Ports, son dos las que nos invitan a imaginar cómo se desarrolló la actividad de ‘La Pastora’ a su paso por la provincia de Tarragona.

Itinerario A: Mont Caro desde el refugioDistancia: 7,89 kmDesnivel positivo: 475 mDuración: 3 horas y 53 mDificultad física: ModeradaItinerario B: El Tossal d’EngrillóDistancia: 12,68 kmDesnivel positivo: 877 mDuración: 6 horas y 49 mDificultad física: Muy exigente

Por una parte, el itinerario que une el refugio excursionista, situado junto al aparcamiento de l’Esquirol, con la más alta de nuestras cimas, el Mont Caro (1.441m). Lejos de lo que pudiera parecer, la ruta es de dificultad física moderada, invitándonos a salvar un desnivel positivo razonable que además nos regalará una perspectiva única de la cumbre –la misma de la fotografía–. La senda de regreso, ubicada en el Coll de Pallers, arranca con una bajada pronunciada que pareciera proponernos un salto de fe al vacío. Quizá fue en estas sendas donde ‘La Pastora’ se ganó uno de sus apodos más sugerentes, ‘El terror del Caro’, por los homicidios que se le atribuyeron.

Por otra parte, en el caso de que el itinerario anterior se nos antoje demasiado fácil, cabe la posibilidad de visitar El Port de Paüls, allá donde nuestro protagonista realizó diferentes golpes, como el secuestro frustrado del mas de l’Ametlerar.

Tomamos el recorrido que surge del cementerio municipal a fin de coronar el Tossal d’Engrilló (1.072m), pasando antes por la Bassa de la Refoia y el Teix d’Engrilló, un árbol milenario y monumental.

A diferencia de la primera ruta, esta desafía al senderista con un desnivel positivo notable, 877 metros, concentrado en gran medida en el segmento que va del punto de inicio al Tossal d’Engrilló. He aquí la razón por la que conviene utilizar los bastones de senderismo para repartir el esfuerzo físico, reducir el impacto en las articulaciones y mejorar la estabilidad.