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Redactora de Reus
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Después de una relación tóxica de tres años, Mònica Dalmau denunció a su pareja de aquel entonces por maltrato psicológico y físico. Fue gracias a un agente de los Mossos d’Esquadra que la animó y ayudó a dar el paso. Hoy, 25 de noviembre, leerá el manifiesto en la concentración unitaria del Camp de Tarragona en Reus, como referente de superación.
Cuéntenos un poco sobre su historia.
Tuve una pareja con la que estuve unos tres años. Fue una relación bastante tóxica. Más que el maltrato físico, lo que más me marcó fue el maltrato psicológico. Cuando cargas con tanto, llega un día que dices: «Hasta aquí».
Y así ocurrió...
Tuve la suerte de cruzarme con un mosso d’Esquadra un día que iba de camino al CAP a curarme de una de las agresiones. Me paró y me dijo que me acompañaría a poner la denuncia. Y así fue: estuvo toda la noche conmigo.
¿Cree que hubo algo que le hizo cambiar el chip? ¿O ya veía que algo no iba bien?
Creo que todo el mundo se da cuenta. Lo que pasa es que quieres a esa persona y crees en la relación. Incluso puedes llegar a pensar que ya te está bien, y entonces te quedas. Pero en una situación así, por poco que sea, te das cuenta de que algo no funciona.
Después de todo, fue usuaria del servicio del SIAD (Servei d’Informació i Atenció a les Dones) de Reus.
Ellas te ofrecen apoyo de todo tipo. En mi caso, sobre todo psicológico. También me ayudó mucho entrar en el grupo de atención a la mujer, donde compartes espacio con gente que ha pasado por lo mismo que tú. Además de ser muy buenas profesionales, sabes que siempre puedes contar con ellas y con su apoyo.
¿Cómo la ayudaron?
Aunque sepas que en esa relación no estabas bien, te ayudan a darte cuenta de la toxicidad, de cómo te estaba hundiendo la vida. Te dan herramientas para ver que tú no tienes la culpa de nada.
Hubo un tiempo en el que yo me sentía mal porque pensaba que había hecho algo mal. Pero no: ahora veo que el problema lo tiene la otra persona, no yo. El problema es quien maltrata, no quien es maltratada. Por desgracia, esa persona va a seguir siendo así, da igual cómo seas tú.
Un poco tocar con los pies en el suelo...
Claro. Ahora lo veo con distancia y pienso que hubo mil cosas que podría haber visto. Pero cuando estás dentro, no lo ves. Y esto te puede pasar en una amistad, con un familiar…
Allí te encuentras con la educadora social, la trabajadora social… Todo un equipo que te ayuda a ver con perspectiva que hay actitudes machistas y de maltratador que no se pueden tolerar.
¿Cómo se siente conmemorando un día como el 25N?
Pienso que todavía queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en la educación de los más pequeños. Es muy importante educar a las personas del futuro, a los niños. Estas situaciones te las puedes encontrar en el trabajo, en la pareja, en la escuela… en mil sitios. Y todo parte de la educación: no podemos tolerar el maltrato de nadie hacia nadie.
Esto no tiene que ver con estatus ni clases. Es una cuestión que nosotras, las mujeres, a veces toleramos actitudes que no deberíamos tolerar. Y también de hombres que no saben cómo deben comportarse. Es totalmente educacional: estos señores han recibido una educación que los ha llevado a ser como son. Y no se puede justificar de ninguna manera.
¿Qué piensa de la gente que intenta negar la violencia sobre las mujeres?
La violencia machista existe. Especialmente en el ámbito de la pareja, cuando uno se impone sobre la persona que tiene al lado.
Hoy lee el manifiesto del Camp de Tarragona. ¿Qué mensaje quiere dar?
Que aún queda mucho trabajo por hacer en la sociedad y que las instituciones tienen aún muchas herramientas pendientes de implementar. Está en sus manos.