Categoría
Tarragona
Antetítulo
25-N
Título
Las violaciones se disparan en Tarragona por el acceso fácil de los menores al porno en el móvil
Subtítulo
Tarragona es la tercera provincia de España con más agresiones sexuales con penetración. Alarma por el incremento del delito entre menores. Es uno de los frentes de este 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer
Autores
Raúl Cosano
Redactor

Imagen Principal
Manifestación del 8-M, Día Internacional de la Mujer, en Tarragona.
Manifestación del 8-M, Día Internacional de la Mujer, en Tarragona.
Artículo

El punto de partida son unas fiestas de pueblo y el entorno ideal son zonas apartadas, fuera de la vista de la gente y, claro está, sin el más mínimo control policial. Por supuesto, el consumo de alcohol hace su efecto y, en esos descampados, varios chicos en grupo van vestidos de la misma manera. Suelen llevar capucha y un vestimenta negra, para dificultar el reconocimiento, la identificación.

Ese caldo de cultivo marcado por las celebraciones populares y la oscuridad es perfecto para que acaben cometiendo una agresión sexual sobre algunas de las chicas que hay por la zona. «No son violaciones grupales, pero la intención del grupo ya denota que van con la idea de agredir. Es un método cada vez más común», cuenta la abogada Manuela Perea, que en los juzgados de Tarragona lleva al menos tres casos con este ‘modus operandi’.

Catalunya, en cabeza

Esa escena recurrente es solo una muestra de uno de los frentes que más preocupan en este 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: el incremento de la agresiones sexuales, sobre todo en jóvenes.

Los datos así lo demuestran, con una especial incidencia en Tarragona: es la provincia de España, junto con Girona y Lleida, con una tasa más alta de violaciones, según la estadística de criminalidad de Interior, con datos de 2024. Ese año hubo 187 agresiones sexuales con penetración, una cada dos días. La tasa por cada 100.000 habitantes se eleva a 21,7, la tercera más alta del Estado, solo por detrás de Lleida (29,4) y de Girona (22,5). Cualquier estadística que se mire muestra el brutal aumento de estos delitos en los últimos años. En 2010 hubo 47 agresiones con penetración, en 2019 se registraron 98 y en 2024 se alcanzó la cifra récord hasta ahora (187), cuatro veces más que antes de la pandemia. También sucede con otros delitos como la agresión sexual.

¿A qué se debe? ¿Es porque hay más casos o porque se denuncia más? Seguramente estén sucediendo ambas cosas. «Sigue el miedo a denunciar pero cada vez se supera más. Se destinan más recursos, surgen asociaciones que animan a muchas mujeres a enfrentarse a ese proceso, el entorno crea herramientas y mecanismos para que las víctimas se sientan más respaldadas», apunta Perea. 

Jennifer Macía, abogada y copresidenta de la Comissió d’Igualtat del Il·lustre Col·legi de l’Advocacia de Tarragona (ICAT) reconoce una cierta sensación en los últimos meses «de que entra menos trabajo y no sabemos si es porque se denuncia menos, lo que sería preocupante, pero es pronto para saber». 

Macía sí señala, más en perspectiva, una realidad compartida por otros letrados: «Ha habido un aumento de los casos de menores en cuanto a violencia de género, tanto siendo los dos menores como en los casos en los que la víctima es menor pero el agresor no».

La alerta lleva tiempo dada y casi todas las voces coinciden en los factores que hay detrás. «Los jóvenes están comprando mucho los discursos negacionistas y de odio. Son las nuevas tendencias, que circulan por las redes como discursos fáciles y todo eso se refleja luego en los datos», indica Macía.

Esta letrada ha percibido «un aumento muy claro de agresiones sexuales grupales a menores de edad» nada casual: «Vemos que estas conductas se han banalizado. Hay una sumisión de la chica o de la niña prácticamente, con una absoluta frivolidad porque estamos hablando a veces de víctimas de 13 años. Y no es una percepción mía, es algo generalizado».

Manuela Perea cree que subyace «un tema educacional, porque las redes son una puerta abierta a todas esas conductas». Lluís Escoda, penalista y criminólogo, también percibe un alza: «Hace 16 años que me dedico a esto y cada vez veo más casos de agresiones sexuales, sobre todo a partir de la Manada. De alguna forma hay más denuncia porque también existe una mayor repercusión mediática, se ha perdido el miedo, y eso es una buena noticia».

Núria Torres, profesora de Derecho Penal en la URV, señala que «en los incrementos hay una doble causa, un clima social, pero también normativo, que ha hecho aflorar más casos». Alerta igualmente de que «hay una parte muy relevante de los procedimientos, sobre todo de denuncias y de casos que se reconocen, que tienen como víctimas niñas y adolescentes». De nuevo, se da una doble vertiente. «Hay una mezcla de factores. Por un lado, se produce un acceso a la sexualidad sin haber tenido la formación adecuada, con una búsqueda de la satisfacción de los impulsos y poca empatía», indica Torres. Para esta profesora, el acceso temprano a la pornografía ha cambiado el contexto.

Un delito que se reconoce

Pero también influye otro ingrediente, en este caso positivo: «Es verdad que hay más jóvenes con conductas delictivas pero también hay mucha más consciencia de las adolescentes con respecto a esos jóvenes. Son chicas o mujeres que entienden lo que han vivido en un suceso como una agresión, que saben identificarlo. Esto antes no pasaba». Torres, desde la URV, cita otro logro conseguido y que influye a la hora de que una mujer dé el paso: «Ha habido una mejora clara del sistema judicial, de los jueces, de los fiscales, a la hora de que estas víctimas reciban el trato adecuado, sin que el presunto autor renuncie a sus derechos».

Otra derivada del maltrato a la mujer es el crecimiento de, como define Macía, la violencia digital. «Hemos visto cómo el teléfono móvil o las redes sociales suponen un instrumento del delito. Vemos coacciones y amenazas», cuenta la abogada.

Laura Arantegui, profesora de los estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, cree que el incremento de las violaciones es multifactorial: «Sabemos que un 7% son agredidas por su expareja o su pareja». También cita una cuestión de «concienciación en aumento, aunque tradicionalmente siempre hay infradenuncia».

Otro elemento es el marco legal, «con la ley del solo sí es sí, que dio un giro y convirtió lo que era un abuso en agresión». Por último, «factores sociales como la exposición no controlada a un cierto tipo de contenido en las redes sociales, que evoluciona a un ritmo descontrolado; y por último, la pandemia, que está muy reciente y creó un efecto clausura de estos delitos, que de alguna manera ahora se han destapado».

Cita

«Los jóvenes están comprando muchos discursos de odio y negacionistas», alerta la abogada Jennifer Macía