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Diari de Tarragona
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En una Catalunya que presume de cohesión territorial y de un sistema sanitario público de referencia, las declaraciones de la consellera de Salut afirmando que Tarragona no tiene, de momento, un servicio de ictus operativo las 24 horas los 365 días del año porque hay menos casos –uno cada tres días, dijo la responsable de Salut– resulta, cuanto menos, sorprendente y alejado del principio fundamental que debe guiar cualquier política sanitaria: la igualdad de acceso.
La atención al ictus es una carrera contrarreloj. Cada minuto cuenta, cada segundo perdido puede traducirse en secuelas irreversibles. No se trata de estadísticas, sino de derechos. De atención médica similar a la que sí tienen en otras demarcaciones. Los ciudadanos de Tarragona contribuyen con los mismos impuestos que quienes viven en el Eixample de Barcelona o en el Barri Vell de Girona. Por tanto, merecen la misma capacidad de respuesta, los mismos recursos y el mismo nivel de protección ante una emergencia de salud potencialmente mortal.
Tarragona es una provincia amplia, con una población significativa y con realidades socioeconómicas diversas. Negarle un servicio de ictus 24 horas responde quizás a criterios técnicos, pero no a criterios de igualdad y equidad. No es aceptable que el lugar de residencia determine las posibilidades de recibir un tratamiento a tiempo. La sanidad pública no puede funcionar a dos velocidades.
La inversión pública en el mapa sanitario de Tarragona es muy importante, es trascendental, de ahí que este tipo ede declaraciones sean disonantes con un discurso de cohesión territorial. Catalunya necesita un modelo sanitario que no relegue territorios. Es cierto que no es sencillo encontrar los recursos necesarios, pero la política está para conseguir un equilibrio territorial. Si se aspira a un país verdaderamente equilibrado, es imprescindible garantizar que cada ciudadano, viva donde viva, disponga de la misma calidad asistencial. No es una cuestión de tantos por ciento: es una cuestión de dignidad, de justicia y de derechos.