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Redactora de Tarragona
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Lejos queda aquel año 2006 en el que se hicieron los primeros sondeos en la Catedral para buscar evidencias del antiguo Recinte de Culte. Y, aunque estos casi veinte años han permitido conocer con mucha más precisión cómo era esta acrópolis de Tarraco –y, en buena parte, la gente puede descubrir dentro de la visita del espacio catedralicio– todavía queda una gran cantidad de interrogantes que buscan una respuesta.
Ahora todas las miradas se centran en la Sala Axial, o Templo Flavio, una estructura de unos 28 metros de ancho por unos 30 de largo, que ocupaba la parte posterior de este Recinte de Culte, y que cerraba esta plaza sacra que presidía la ciudad. Construido a finales del siglo I, se cree que este recinto se levantó a semejanza del Templo de la Paz que Vespesiano construyó en Roma, pero ¿cómo era realmente esta estructura?
Cuando está a punto de culminar el tercer proyecto cuadrienal impulsado de forma conjunta entre el Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) y el Museu Diocesà, todavía falta por acabar de analizar los datos de los sondeos que se hicieron a principios de julio con un georadar. Estos deben permitir acabar de conocer cómo era el cierre perimetral de esta estructura –en la parte más alejada del Fòrum Provincial– con un ábside que podría estar enmarcado dentro de un muro externo rectangular.
Los resultados obtenidos deben permitir acabar de definir el perímetro de este recinto, que quedaría debajo de la calle Sant Pau y que ha centrado estos últimos cuatro años de investigaciones, en los cuales la Sala Axial ha sido la gran protagonista.
El director del Museu Diocesà, Andreu Muñoz, asegura que este Aula o Templo Flavio constituye «un espacio importantísimo para la historia de la Hispania romana, de la ciudad y el territorio, porque es un lugar que ha sufrido transformaciones a lo largo de los siglos».
Espacio de encuentro
El investigador del ICAC Josep Maria Macias ha trabajado intensamente en este proyecto a lo largo de todos estos años. Este explica que «no tenemos claro si era un templo o un aula religiosa-administrativa, teniendo en cuenta que este es el espacio más importante de gestión y de representación de la provincia Tarraconensis». Mientras que el templo de Augusto representaba el culto y la devoción hacia el emperador, este segundo espacio es «la confirmación y la consolidación definitiva de Tarraco como capital provincial imperial». Por lo tanto, una de las opciones que tiene más fuerza es que se utilizara como sala de reuniones en la que se encontraban los representantes de todas las ciudades y divisiones de la provincia.
Hay algunos elementos que dejan entrever esa suntuosidad o magnificencia que rodeaba esta construcción. El pavimento estaba formado por lozas de mármol sobre una base de piedra y mortero de cal de 90 centímetros de grosor. Mientras que en una de las paredes que se conserva, se han podido identificar y documentar hasta 1.022 agujeros que sujetaban las placas de mármol, así como los andamios que se utilizaron durante el montaje. Se desconoce si hubo diferentes fases. «Debería haber sido decorada de una forma muy suntuosa», afirma Muñoz.
Estos más de mil orificios que se han documentado representan un aumento significativo respecto a los 370 de los que se tenía conocimiento, a raíz de las excavaciones realizadas en la década de los setenta. Y es que, más allá de la recuperación de esta Sala Axial, este último programa ha permitido revisar las excavaciones realizadas a lo largo del siglo pasado, a partir de la utilización de las últimas tecnologías. «Ahora disponemos de una documentación científica más ajustada y más fiel, que nos permite avanzar a nivel de conocimiento».
A medida que han ido avanzando estas investigaciones, se han ido abriendo nuevos espacios dentro del circuito arqueológico de la Catedral. El siguiente paso es que este Templo Flavio se incorpore al tour, de forma que los visitantes puedan contemplar de cerca esta pared que todavía se conserva y que, según los investigadores, es un palimpsesto que sintetiza los 23 siglos de historia del conjunto catedralicio de Tarragona. Desde la época romana hasta la catedral visigoda y medieval han dejado su huella, por lo que los investigadores defienden la necesidad de tapar y proteger unos restos que ahora se conservan a la intemperie.
Acelerar la hoja de ruta
«Es fundamental y urgente cubrir esta Sala Axial para su conservación y museografía», afirma Muñoz. Este confía en que el impulso del Consorci del Patrimoni Romà de Tarraco permita impulsar esta inversión que, a falta de un proyecto, todavía no se ha cuantificado. «Puede generar una expectativa», afirma Muñoz. El Arquebisbat de Tarragona formará parte de este organismo, aunque no dentro de la primera línea de decisiones, que corresponderá al Ajuntament de Tarragona y a la Generalitat. Pese a ello, el museo confía en que esto podría «acelerar de forma extraordinaria» dicha recuperación.
La idea es que, dentro del proceso de socialización del conocimiento, en un futuro próximo, esta parte también se incorpore en la visita a la Catedral, y que, ya sea a través de un mapping o de unas gafas de realidad virtual, el público pueda conocer el relato que se ha ido articulando a lo largo de estas casi dos décadas de investigaciones. Esta constituye una nueva fase del proyecto Acròpolis, que está impulsando el museo con el Arquebisbat de Tarragona.
«Estamos asentando casi veinte años de investigación, con una base de conocimiento, para poder ser ambiciosos», argumenta Josep Maria Macias.
De momento, ICAC y Museu Diocesà esperan conseguir renovar, para otros cuatro años, su participación dentro del Pla de Recerca d’Arqueologia i Paleontologia de la Generalitat. El Ajuntament de Tarragona y Repsol ya han garantizado su continuidad en esta colaboración, que, en este último cuadrienio, ha supuesto una aportación económica de 215.000 euros.
De cara a esta cuarta fase, los objetivos están definidos. Y, entre ellos, se encuentra intervenir en los jardines de Santa Tecla la Vella. «En algunos puntos se ha excavado, pero todavía es un espacio muy virgen, con una estratigrafía que va desde la época contemporánea a los niveles romanos», argumenta el arqueólogo Andreu Muñoz. La localización del otro muro lateral del templo, que ocuparía el ámbito de la actual calle de Les Coques es otro de los objetivos.
Imagen de las tres terrazas que ocupaban la parte alta de Tarraco.
