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Tarragona tiene una oportunidad logística. Si se cumplen los plazos anunciados por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, Port Tarragona será, antes de finalizar el año 2026, el primer puerto de España con capacidad de aprovechar a pleno rendimiento el Corredor del Mediterrani, con un acceso ferroviario en ancho internacional totalmente operativo hasta la frontera francesa, lo que le situará, durante un tiempo, en un nivel superior para conectarse con Europa.

El resto de puertos llegarán después. La conexión del Port de Barcelona no se prevé antes del año 2032, mientras que los puertos de València y Sagunt (que en el caso del primero ya figura como conectado al Corredor y, en el segundo, lo estará en 2026) seguirán condicionados, en la práctica, por los calendarios del tramo ferroviario entre Tarragona y Castelló, cuyas obras no estarán finalizadas antes de 2027. Esa ventana temporal es la gran baza competitiva de Port Tarragona. Si su hinterland (zona de influencia, en terminología portuaria) sabe leer la situación, hay ingredientes para dar un salto considerable.

El lugar y el momento

El jueves 20 de noviembre, el Roig Arena de València vivió una concentración de poder notable, con la asistencia de unos 2.500 empresarios y representantes de la sociedad civil, convocados por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Se celebraba el octavo y último acto del Movimiento #QuieroCorredor, iniciado en el año 2016 para reivindicar una línea ferroviaria de ancho europeo que conecte Algeciras con la frontera francesa, siguiendo la costa mediterránea y los principales nodos logísticos que hay en ella.

En este encuentro se dio a conocer el segundo chequeo semestral de obras del año 2025, que este movimiento empresarial seguirá realizando hasta la finalización de esta infraestructura, aunque ya no organice a partir de ahora más actos empresariales reivindicativos de gran formato. En la puesta al día de calendarios y porcentajes de ejecución, Port Tarragona emerge como el mejor comunicado con Europa en el año 2026, siempre y cuando se cumplan unas previsiones que, históricamente, han ido cambiando revisión tras revisión.

Dos tramos son clave hoy. El Tramo 1, entre la frontera francesa y Tarragona, y el Tramo 2, entre Tarragona y València. En el primero, el chequeo que lleva a cabo el Movimiento #QuieroCorredor da un mensaje claro: «Puesta en servicio en 2026». Hay dos puertos involucrados, Barcelona y Tarragona. A la práctica, solo Tarragona estará en disposición de aprovechar esa puesta en servicio, confirmada en ese acto por el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente. En el caso del Port de Barcelona, la conexión con el Corredor del Mediterrani no estará terminada, según las previsiones, antes del año 2032, con el inicio de obras marcado en 2027.

El mensaje para el Tramo 2, entre Tarragona y València, es menos claro. La frase elegida por el equipo encargado de supervisar el avance de esta infraestructura es «Obras en marcha para transformar el ancho ibérico en ancho internacional». Con un añadido: «Prevista finalización en 2027». Una diferencia de hasta un año que, leída en términos de competitividad, otorga a Tarragona una carta de presentación muy valiosa cuando se trata de salir a captar tráficos portuarios, pero también inversiones industriales en el hinterland de este puerto.

Tarragona está en el lugar y el momento adecuados. A la posibilidad de tener el primer puerto en España capaz de aprovechar al completo la conexión ferroviaria hasta la frontera francesa con ancho internacional se le añaden dos elementos: suelo y energía. La demarcación de Tarragona y, en especial, el polo petroquímico de Tarragona, son grandes beneficiados en el borrador de la nueva planificación eléctrica 2025-2030, hoy en fase de alegaciones.

De materializarse tal y como está planteado, Red Eléctrica de España (REE), encargada de la operación y el transporte de electricidad en España, invertiría 184,4 millones de euros en mejorar la red de transporte eléctrico de este hub industrial, con 20 nuevas posiciones de alta capacidad para nuevos proyectos industriales y 1.200 MW de nueva transformación, lo que equivaldría a la potencia de 1,2 reactores nucleares como los que hay en Ascó y Vandellòs.

Energía en abundancia, conexiones ferroviarias de primer nivel... y una de las parcelas de suelo industrial y logístico más codiciadas hoy en esta parte del sur de Europa. La ‘milla de oro industrial’ de Tarragona, aspirante a captar inversiones industriales electrointensivas que marcan la diferencia, está en Port Tarragona. Concretamente, en la nueva Zona de Actividades Logísticas (ZAL) de Vila-seca, un espacio de 100 hectáreas de suelo logístico (adaptable a uso industrial) que ha recibido ya más de 40 proyectos interesados en implantarse en ella.

Su ubicación estratégica en la conexión entre los corredores del Mediterráneo, del Valle del Ebro y del Henares, con una nueva terminal intermodal en Guadalajara-Marchamalo, hacen de Tarragona un nodo logístico único, junto al polo petroquímico más importante del sur de Europa y la segunda área tecnológica de Catalunya.

La pequeña ventaja competitiva que pueda tener Port Tarragona sobre el de València -con este tiempo en el que Tarragona sea el puerto con las mejores conexiones ferroviarias con Europa- es mucho más grande cuando se mira el futuro del vecino Port de Barcelona, al que le quedan por lo bajo siete años para estar conectado con el Corredor del Mediterrani.

Es aquí donde cobra sentido la nueva mirada del área metropolitana de Barcelona hacia el sur de Catalunya. Competir en primera línea solo es posible sumando el peso económico de la demarcación de Tarragona y las oportunidades reales de crecimiento que ofrece.

Ya hay ejemplos concretos de esta nueva realidad. Desde el pasado 15 de noviembre, y por primera vez en 30 años, la presidencia de Barcelona-Catalunya Centre Logístic (BCL), una asociación integrada por los principales actores en el sector industrial y logístico de Catalunya -que tiene como finalidad mejorar la competitividad y la promoción de Catalunya como plataforma logística euromediterránea-, se encuentra fuera del área metropolitana de Barcelona.

Después de tres décadas alternando la presidencia entre el Port de Barcelona y el Consorci de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), la asamblea general de esta asociación decidió otorgar este cargo al Port de Tarragona. El sur de Catalunya empieza a hacer valer su peso económico y potencial de crecimiento, sumando influencia en ámbitos de decisión clave.