Categoría
Tarragona
Antetítulo
Historia
Título
La asignatura pendiente de Tarraco: un relato alrededor del patrimonio
Subtítulo
Los 25 años del reconocimiento como Patrimonio Mundial, por parte de la Unesco, llegan en un momento que podría calificarse como dulce, teniendo en cuenta la trayectoria
Autores
Núria Riu
Redactora de Tarragona

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El siguiente reto es el Pla Director del Amfiteatre, el cual determinará la hoja de ruta del monumento.
El siguiente reto es el Pla Director del Amfiteatre, el cual determinará la hoja de ruta del monumento.
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El 25 de noviembre del año 2000 Tarraco se situó en el mapa del Patrimonio Mundial, un reconocimiento que supuso un hito histórico no solo para la ciudad, sino para un territorio que durante mucho tiempo ha ignorado uno de sus principales activos.

El concejal de Patrimoni del Ajuntament de Tarragona, Nacho García Latorre, se muestra convencido de que «estamos en un punto de inflexión». Después de que el patrimonio histórico fuera un gasto, ahora se ve como un activo y, por primera vez, este reconocimiento también llega desde el Govern de la Generalitat y el Ministerio de Cultura, instigado en parte por una conciencia ciudadana que lo reclama.

El conjunto de Tarraco es único por su singularidad, pero para asentarse como la capital del Mundo Clásico en Catalunya, hay una asignatura pendiente: la confección de un relato que explique la comunión entre los restos de más de 2.000 años de historia y una ciudad viva. «Con las inversiones que se están haciendo, tendremos unos grandes monumentos puestos a punto. A nivel intelectual, nos falta una visión conjunta, ya que no puede ser que cada uno se explique de forma independiente», argumenta García Latorre. Este se muestra convencido de que el futuro Museu d’Història de Tarragona, así como la nueva museización de los yacimientos que se está impulsando y la recuperación del MNAT contribuirán a una mejora.

Una visión que complementa el director del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), Josep Maria Pelet. «La conservación es un gran reto, pero Tarragona tiene un centro de investigación que debe ser hiperactivo y, hasta el momento, cada institución ha ido a la suya, sin que haya habido demasiada coordinación. Hacen falta unas dinámicas en común que nos permitan trabajar de otra forma, unificando un relato y un denominador común para que podamos seguir trabajando cada uno desde nuestra independencia».

La relación de Tarragona con su patrimonio está marcada por luces y sombras, y no siempre las primeras han predominado sobre las segundas. La falta de inversión en conservación y mantenimiento; algunas actuaciones cuestionadas, como la reconstrucción del Teatre Romà y las gradas del Circ en la Plaça dels Sedassos, una museografía deficiente e insuficiente y la falta de un compromiso de las administraciones estatal y de la Generalitat –así como del Ayuntamiento durante largos años– han amenazado una distinción que incluso llegó a cuestionarse.

«Hubo un toque de atención, porque había muchos puntos oscuros y después, había el conflicto entre la Generalitat y el Ministerio de Cultura, que son los titulares de muchos de los bienes y que no había un diálogo, pero podemos decir que ahora ya estamos enfocados», asegura Jordi Tresserras desde el Consejo Internacional de Monumentos de Icomos, Jordi Tresserras.

«No se han asumido los objetivos»

El asesor del alcalde en materia de patrimonio y la persona sobre la que recayó el mayor peso de la tramitación de la candidatura ante la Unesco fue el arqueólogo Ricardo Mar. Este se muestra contundente cuando asegura que «no se han asumido los objetivos, porque, en realidad, no hay objetivos». Mar recuerda que la línea de trabajo que se estableció seguía las actuaciones iniciadas durante el mandato de Josep Maria Recasens, cuando se puso en marcha el Pla Pilats, para recuperar la Capçalera del Circ.

El derribo del cine, un garaje y una gasolinera, para que quedaran a la vista los sillares, debía marcar el camino, pero el proyecto no ha tenido continuidad. Mar asegura que «las prioridades eran muy claras». Incluían la creación de una ruta arqueológica de la Part Baixa, desde el Teatre Romà hasta la Necròpolis, abriendo espacios como las Termes de Sant Miquel y los restos de la Chartreuse, entre otros. Tanto esto como la unificación de las entradas entre los recintos municipales y del MNAT siguen siendo algunas de las asignaturas pendientes.

«No todo ha sido un desastre, pero no podemos caer en triunfalismos, porque nos falta una hoja de ruta coherente que repiense toda la política de las ciudades respecto a la arqueología», argumenta Ricardo Mar.

Tarragona llega a este aniversario con dos de los catorce espacios que forman parte de la declaración cerrados, como es el caso del Fòrum de la Colònia y la Necròpolis Paleocristiana. Los fondos europeos Next Generation han sido una palanca para la puesta a punto de estos yacimientos, con actuaciones destinadas a mejorar la accesibilidad y la sostenibilidad de unos espacios en los que se está invirtiendo más de diez millones.

Los puntos de inflexión

Es la inyección económica más importante en patrimonio histórico. Sin embargo, el especialista de Icomos considera que «todavía falta inversión». El órgano asesor en materia de patrimonio de la Unesco dio un toque de atención en septiembre de 2019, cuando tuvo que cerrarse el Amfiteatre por culpa de problemas estructurales, que ponían en riesgo la seguridad de los visitantes.

Esto supuso un primer punto de inflexión en la gestión del patrimonio. El segundo podría ser la constitución del Consorci del Patrimoni Romà de Tarraco, entre el Ajuntament de Tarragona y la Generalitat, el cual está a la espera de la aprobación definitiva de los estatutos para empezar a funcionar a partir del 1 de enero de 2027.

«Estos 25 años han servido para celebrarlo, pero también ha cambiado la forma en que nos conciben desde fuera, con un cambio de paradigma muy claro, en el que hasta el momento el Ayuntamiento se ha sentido muy solo», afirma el concejal de Patrimoni, Nacho García Latorre.

El representante municipal afirma que «detrás de las palabras hay hechos» y que las obras que se están haciendo son la carta que utilizan tanto la administración del Estado como la Generalitat y el Ayuntamiento para demostrar este compromiso. En los próximos años hay dinero comprometido, pero, pese a la puesta de largo en la que incluso estuvieron el President de la Generalitat y el Ministre de Cultura, hay escepticismo. «Una de las debilidades es que, a diferencia de otros consorcios, aquí el que participa es el Ministerio en lugar del Estado, por lo que no ha quedado muy claro qué pasará más allá de las inversiones actuales», lamenta Tresserras.

Desde el Ajuntament de Tarragona, la siguiente prioridad que se marca es el Amfiteatre, lo que debe permitir sacar el andamio. Mejorar el drenaje de agua y recuperar la Porta Triumphalis son el siguiente objetivo. Además, está la redacción del Pla Director que marcará una hoja de ruta a partir de 2026. Este genera inquietud, sobre todo, después de que el equipo ganador propusiera prescindir del vial de Bryan. El Ajuntament prioriza recuperar los restos junto a la Escola del Miracle y sus inmediaciones, generando criptas arqueológicas. El Teatre Romà y su entorno también esperan su oportunidad.

«La nominación no es el final de nada, sino el principio de todo», afirmó a la vuelta de Australia –donde había tenido lugar la cumbre de la Unesco– la entonces concejala de Patrimoni, Maria Mercè Martorell. Esta defiende que la declaración en sí misma ya supuso un éxito. «Fue como entrar en la Guía Michelin», argumenta. Esto siempre supone un reto enorme.

La delegación tarraconense que viajó a Australia, más el alcalde Joan Miquel Nadal, durante la rueda de prensa tras la llegada.
La delegación tarraconense que viajó a Australia, más el alcalde Joan Miquel Nadal, durante la rueda de prensa tras la llegada.
Cita

El Pla Director del Amfiteatre y el Teatre Romà esperan su oportunidad