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No hay manera. El SPiSP sigue sin conocer la victoria en la Superliga 1. Ya van seis jornadas y son seis derrotas. Una absoluta lástima para un equipo que está comprobando lo cruel que puede llegar a ser el deporte. No hay día en que no se dejen todo en la pista, pero tampoco en que se vayan con algún punto bajo los brazos. Frente al Melilla, volvieron a ofrecer una actuación competitiva, pero insuficiente. Cuando más cerca se estuvo de vislumbrar la felicidad fue en la primera manga, en la que volvió a fallarse en el momento decisivo. Con el 20-20 en el marcador, los rojillos bajaron el ritmo y el Melilla lo aprovechó para encarrilar una victoria que ya no soltaría. Es duro, muy duro, pero algo debe quedar claro: el SPiSP no se va a rendir. Pase lo que pase, cueste lo que cueste.
Cinco derrotas consecutivas y no conocer la victoria en el inicio de temporada pesan a cualquiera. También a un Sant Pere i Sant Pau que comparecía en casa con ganas de liberarse ante los suyos. Ganar ya se había convertido en una cuestión numérica, pero también en una necesidad para un equipo que hace demasiado tiempo que no celebraba un triunfo en la Superliga 1. Enfrente llegaba un Melilla superior en la tabla y que venía de ganar, así que todos los elementos dibujaban un partido de alta tensión en el barrio rojillo.
El primer set fue un constante intercambio de golpes entre un SPiSP y un Melilla que intentaban, pero no conseguían abrir brecha. La igualdad se mantuvo firme en todo el parcial, y a la recta final se llegó con un 20-20 en el marcador. En el momento decisivo volvió a salirle cruz a los rojillos, que encadenaron cinco malos puntos consecutivos y se despidieron del primer set sin quererlo (20-25). Tocaba remar a contracorriente… nada nuevo.
El golpe fue duro para un SPiSP que intentó mantenerse fuerte, pero a veces, en la vida y en el deporte, resulta imposible. Los de Vlado Stevovski encajaron un 2-8 de salida que puso al Melilla con una ventaja muy peligrosa. Ya era cuestión de jugar sin nada que perder en la segunda manga, que podía colocar a los rojillos al borde de la sexta derrota. La superioridad visitante fue cada vez más manifiesta y terminó siendo definitiva con un 20-25 que replicaba el resultado del primer set.
El SPiSP necesitaba una heroica para sumar la primera victoria de la temporada. El reto era difícil, pero no imposible. Por la fe del pabellón rojillo, desde luego, no iba a ser: ellos siempre están, porque entienden que el deporte va más allá de ganar o perder. El tercer set comenzó con un SPiSP más firme y liberado, dispuesto a morir de pie. Los rojillos sumergieron la manga en un intercambio de golpes al que el Melilla respondió sin titubeos (10-10).
El 16-18 fue el primer marcador que dibujó el abismo en el horizonte, pero los rojillos resistieron y volvieron a llegar con opciones a la agonía. Allí el Melilla volvió a dominar con mano de hierro y provocó que el SPiSP terminara claudicando (23-25). La victoria tendrá que esperar una semana más.