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Bombers de la Generalitat protagonizaron este fin de semana en el municipio de Roquetes un rescate tan peculiar como entrañable: el de un gato que llevaba días viviendo en una terraza ajena, atendido únicamente por una vecina que, preocupada por su destino, decidió pedir ayuda oficial.
Según relataron los bomberos, la mujer llevaba varios días subiendo comida y agua al felino, que parecía haberse instalado —sin permiso— en una terraza donde no vivía nadie. Al ver que el inquilino no pensaba abandonar su improvisado apartamento, la alertante propuso colocar una jaula-trampa para poder capturarlo sin riesgo.
La dotación desplazada al Carrer de Sant Ramon aceptó la idea, y con precisión casi quirúrgica, descolgó la jaula desde la azotea hasta la terraza ocupada por el gato. Allí quedó, como un Airbnb para felinos… pero con puerta automática.
Así actuaron los bomberos
La operación exigió paciencia: la jaula se instaló el viernes y el personal quedó en espera. Pero el sábado, a las 10.02 horas, el final feliz llegó: el gato entró, la puerta se cerró, y el animal empezó a maullar con tal intensidad que parecía estar diciendo "¡por fin, sacadme de aquí!".
Los bomberos confirman que el felino “maullaba” como si reclamara urgentemente que lo trasladaran a un lugar más digno que su terraza de aislamiento. El animal fue recogido y puesto bajo cuidado seguro.