Categoría
Tarragona
Antetítulo
Tribunales
Título
Un magistrado de Tarragona presenta una demanda contra la cúpula de los jueces
Subtítulo
Atribuye los problemas de salud que ha tenido al estrés generado por el exceso de la carga de trabajo. Este viernes se ha celebrado la vista oral en el Juzgado de lo Social
Autores
Àngel Juanpere
Redactor

Imagen Principal
El magistrado Sánchez Icart entrando este viernes en los Juzgados de lo Social.
El magistrado Sánchez Icart entrando este viernes en los Juzgados de lo Social.
Artículo

¿Los problemas de salud que sufrió un magistrado de Tarragona fueron a consecuencia del estrés que padecía por la sobrecarga de trabajo que tenía? Es lo que tendrá que determinar ahora el magistrado del Juzgado de lo Social 2 de Tarragona después del juicio que se celebró ayer tras la demanda presentada por el ahora magistrado jubilado Javier Sánchez Icart contra el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y contra el Ministerio de Justicia. El demandante sostiene que, ante la avalancha de asuntos que entraban en su Juzgado, el CGPJ no puso en marcha en plan de riesgos laborales.

En este sentido, la demanda apunta que «la actividad desarrollada por el Sr. Sánchez Icart, se ha desarrollado sin que por parte del CGPJ se hubieran fijado cuál eran las cargas adecuadas de la profesión a los efectos de salud laboral, y sin prevenir y adaptar los peligros o riesgos para la salud que la exposición a las elevadas cargas de trabajo sometidas provocaba en el magistrado».

Sánchez Icart estuvo de 2002 a 2009 en el Juzgado de lo Social 1 de Tarragona y en 2010 pasó al número 3, cuando se creó. En noviembre de 2020 causó baja médica por trastorno depresivo y ansiedad generalizada de carácter grave. Dos años después fue declarado jubilado por incapacidad permanente absoluta.

«Deterioro de la salud»

En la demanda se indicaba que a consecuencia de esta sobrecarga de trabajo «ha sufrido un grave deterioro de salud por incumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos por parte del CGPJ». Entre 2018 y 2020, sin causar baja médica, comenzó con síntomas físicos como alopecia, mareos, arcadas, insomnio, angustia, colon irritable que evidenciaban y sacaban a la luz el grave daño ocasionado.

Pero desde 2020 –cuando causó baja médica– comenzó a sufrir otras patologías, como pérdida total de audición, pérdida casi completa de agudeza visual, desprendimiento de vitro del ojo derecho, hipertensión, alopecia y psoriasis, etc. Y pide una compensación económica –entre lesiones, secuelas, reparación de daños, perjuicios causados, etc– de 596.469 euros.

La Abogacía del Estado –que representaba tanto al CGPJ como al Ministerio de Justicia– señaló que dichas patologías no eran consecuencia de su trabajo sino de enfermedad común. Y señalaba que si el juez estimaba la demanda, esta ya habría prescrito.

Dos exmagistrados, los testigos

Durante la vista oral, que duró prácticamente cuatro horas, declararon como testigos dos exmagistrados que también habían estado destinados en los Juzgados de lo Social de Tarragona. Luis Jesús Torres, estuvo en el número 1 entre noviembre de 2015 y diciembre de 2017, por lo que coincidió con Sánchez Icart.

«Siempre hemos ido sobrecargados. Cada año nos entraban 1.200 asuntos», dijo, a la vez que recordó que incluso fueron a la huelga por estas cargas de trabajo. También comentó que cuando lo conoció tenía mucho pelo y que al cabo de dos años se le estaba cayendo.

Por su parte, Àngel Martínez también fue magistrado del Juzgado de lo Social, aunque no en el mismo periodo que el demandante. Recordó también la huelga hecha porque «entrábamos a las nueve de la mañana y salíamos a las nueve de la noche, llevándonos trabajo a casa».

Y lo resumió con una frase: «Ha sido un sinvivir». También se refirió a que la reivindicación era que faltaban Juzgados de lo Social, además de más medios materiales y humanos. Recordó que se hacían 45 juicios a la semana «y el consejo que le dio Sánchez Icart fue que «tuviera la sentencia inmediata», porque él las tenía redactadas al cabo de una semana. De su compañero destacó su «vitalidad» y «hacer el trabajo bien hecho».

Los peritos

También prestó declaración –como testigo-perito– su médico de cabecera. Dijo que su paciente, a partir de 2018, sufrió síntomas de somatización por estrés crónico, «que le fue mermando su salud en general» por «el exceso de trabajo y de responsabilidad en el cumplimiento de sus funciones».

Describió en que esta somatización implica que «el cuerpo reacciona» ante este estrés, provocando en este caso una alopecia generalizada «que de ninguna forma era por cuestión de la edad sino por la ansiedad», una eccema importante en la piel, dolores de cabeza, dormir mal, etc.

En parecidos términos se manifestó una médico psiquiatra, quien señaló que el magistrado estuvo sometido «durante un tiempo considerable a un estrés por sobrecarga laboral» y que ha mejorado su situación tras su jubilación.