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Redactor de Costa al Baix Penedès
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El padre de Alejandro Aviñó sabía lo que era trabajar en el campo. Un dura dedicación que compaginó como alcalde de Cunit en la década de los 60.
A principios del siglo XX Cunit todavía tenía en la agricultura su principal actividad. Incluso quedaban pastores. El pantano del Foix, que con los años propició la ceación de una comunidad de regantes, todavía no estaba construido, así que las tierras eran de secano.
Hoy no quedan agricultores en Cunit ni pastores. Los más mayores recuerdan unos apreciados melones que crcían en la orilla de la playa y que las olas cubrían. Esos melones llegaban a mercados de Barcelona.
Ya eran otro tiempo. Lejos quedaban aquella época en que las mejores tierras eran de indianos de Vilanova que tuvieron éxto en las Américas como Joan Braquer, del castillo y los Marqués y regresaron.
Entre cuatro o cinco prácticamente se repartían el municipio y recurrían a mano de obra entre los vecinos del pueblo. El tiempo evolucionó, pero siguió habiendo agricultores y pastores. Los payeses de Cunit se agruparon en 1920 en un sindicato cooperativa.
Durante años Alejandro Aviñó atesoró gran cantidad de material agrícola que hoy son piezas históricas. Arados, azadas, hoces, rastrillos, horas, guadañas y palas que muchos urbanitas hoy ni quiera han visto. Ruedas de carro, bieldos y dentales que la familia Aviñó ha sabido conservar y que durante años ayudaron en el campo..
Ahora han cedido todo ese material al Ayuntamiento. Para garantizar su conservación. Y para que quede como testimonio de un pasado que tuvo Cunit y que cada vez más muchos ni imaginan.
El alcalde, Jaume Casañas, explica que el objetivo es poder habilitar un espacio en el que exponer todas esas piezas. Una forma de museo antropológico de Cunit.
A decidir
De momento no no hay espacio para ese centro de interpretación de la historia de Cunit. Casañas explica que se están buscando posibles ubicaciones.
Los propietarios de la casa donde está recogido todo el material tienen intención de venderla, por lo que podrían perderse las piezas. «Planteamos al propietario una cesión y ha accedido, lo que agradecemos como municipio», explica el alcalde.
Ese museo del pasado agrícola de Cunit estará muy relacionado con la recuperación de la Carrerada de Santa Coloma, una histórica vía pecuaria entre el Pirineo y la costa para los rebaños y que también se está acondicionando como patrimonio histórico y cultural.
El objetivo es que todas las piezas agrícolas permanezcan juntas para dar sentido a una muestra del pasado agrícola. También para poder reivindicar el trabajo de quienes hoy tienen muy difícil resistir en los trabajos en el campo.
Aviñó muestra los aperos guardados durante décadas.
