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Si son muy aficionados a la saga cinematográfica de El Señor de los Anillos, les sonará que aparecía en sus películas unas enigmáticas piedras llamadas palantir. Era el arma favorita de Sauron. Se utilizaban en el imaginario de Tolkien para revelar toda la información, pero también podían servir para manipular a quien las utilizaba. Hoy, esas piedras se convierten en realidad y para un uso militar y de defensa. Lo que les contaré hoy es tan inquietante como real y les pondrá los pelos de punta. Usando el mismo nombre que las piedras, Palantir Technologies, es una empresa estadounidense que ha pasado de crear herramientas de análisis para la CIA a convertirse en uno de los actores más influyentes en los conflictos contemporáneos. Su CEO, Alex Karp, lo ha dicho claramente en diversas entrevistas: «En ocasiones nuestro producto se puede usar para matar a gente». De hecho el software -creado con inteligencia artificial- se usa para analizar flujos masivos de datos, anticipar movimientos en el campo de batalla y seleccionar objetivos en cuestión de segundos. En una conferencia en 2023 preguntaron a Alex Karp si detrás de la muerte de Osama Bin Laden estaba Palentir y prefirió responder con un incómodo silencio. «Eso es un sí» respondió el presentador del evento y el mismo responsable de la compañía siguió en silencio. Recordemos que uno de los primeros clientes de Palentir fue la mismísima CIA.
De hecho Palentir ahora está trabajando a fondo en la realidad operativa de guerras como la de Ucrania. Lo reconoció en 2023 el propio Gobierno de Volodímir Zelenski. Y es que en Ucrania, los analistas introducen a diario en sistemas de IA miles de imágenes captadas por drones. Modelos de todo tipo —desde los populares DJI hasta los Bayraktar TB2 o los punisher ucranianos— generan tal volumen de información que ningún equipo humano podría procesarlo sin asistencia algorítmica. La inteligencia artificial cruza datos procedentes de satélites, sensores en tierra, comunicaciones interceptadas y redes sociales. Identifica patrones, detecta movimientos anómalos y sugiere decisiones tácticas con una rapidez inalcanzable para cualquier centro de mando tradicional.
Europa también avanza en esta dirección con diversos proyectos en marcha. Y también la OTAN que ha adaptado su sistema AIP (Artificial Intelligence Platform) para operaciones militares conjuntas. Además, los ejércitos ya entrenan a sus tropas en escenarios virtuales generados por IA que reproducen situaciones extremas sin poner vidas en riesgo en el simulador. Y detrás de ello hay esta misma empresa que se ha convertido en un pilar fundamental en la defensa mundial.
Eso sí, la IA militar promete precisión y operaciones casi quirúrgicas. Pero también plantea dilemas que los gobiernos todavía no han resuelto ya que en un informe del Pentágono del 2024 se reportaron errores «no explicables» al clasificar objetivos y eso podría provocar víctimas civiles de forma involuntaria.
A todo esto la IA ha creado una simulación de cómo sería una hipotética Tercera Guerra Mundial y la respuesta es sorprendente. El escenario proyectado por la tecnología muestra una escalada rápida, silenciosa y altamente tecnológica que afectaría a todos los rincones del planeta desde el primer minuto. Según el análisis de la IA, el centro de gravedad del conflicto se trasladaría al ciberespacio. Los expertos coinciden en que las guerras modernas no buscan la destrucción de ciudades en primer lugar, sino el colapso de sistemas. Un corte prolongado en el suministro eléctrico, la interrupción de cadenas logísticas vitales o una fuga masiva de capitales, potenciados por el uso de malware avanzado y ataques de denegación de servicio tendrían un efecto tan devastador como un bombardeo convencional. Lo que está claro es que la IA será un elemento básico y fundamental en el campo de batalla del futuro.