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Una veintena de vehículos aparcados en el lateral de la carretera de acceso a la estación del Camp de Tarragona aparecieron, la mañana del domingo, con uno o varios cristales rotos. La mayoría de ellos tenían el interior registrado, tanto la parte de la guantera como del maletero. Y ello cuando falta unos dos meses para que entren en funcionamiento el nuevo aparcamiento gratuito situado al lado, con capacidad para un centenar de vehículos.
Cristales en el suelo repartidos por el arcén y la cuneta de la carretera de acceso denotaba el domingo que la noche había vuelto a ser movida. Según un cálculo provisional, han sido unos veinte coches los que han sufrido daños, aunque se desconoce si en todos los ladrones robaron.
Los ladrones no se llevaron todo lo que tenían a su alcance, solo lo más accesible. Por ejemplo, alguno de los coches tenían una silla infantil, que no fue robada.
Aunque prácticamente todos los coches tenían un solo cristal robo -conductor, acompañante o de detrás- al menos uno apareció con dos, como un Volkswagen Polo de color blanco, que tenía roto el cristal del conductor y el de detrás.
Uno de los vehículos, estacionado en el arcén -de salida de la estación- la luna del acompañante no se rompió a trozos sino que quedó rota pero de una sola pieza colgando.
El último episodio de este tipo se produjo el 1 de mayo del año pasado. En aquella ocasión los vehículos asaltados fueron una treintena.
La semana pasada comenzaron los trabajos del nuevo aparcamiento gratuito. La nueva superficie tendrá una capacidad para un centenar de turismos y se calcula que las obras se alargarán unos dos meses.
Cuando estén acabadas las obras, se instalarán barreras quitamiedos para impedir el aparcamiento y dicha carretera se traspasará a la Generalitat.
Coche con dos cristales rotos
