Categoría
Antetítulo
Título
Subtítulo
Autores
Imagen Principal

Artículo
“De algo estaba segura: saldría adelante. Sería como Jo March, que superó la fiebre de su imaginación para contar historias. […] Yo saldría adelante, aunque no imaginaba que un día, igual que Jo March, cogería la pluma y me pondría a escribir”, escribe Patti Smith en Pan de ángeles, nuevo libro de memorias y tercera entrega de una obra memorialística en marcha. Empezó con Éramos unos niños, con el que ganó el National Book Award en 2010, luego llegó M Train, un recorrido por las cafeterías del mundo en las que Smith ha recalado a lo largo de su vida –“Quería escribir libre de cualquier trama o responsabilidad. Solo quería que la obra se desplegara”, dijo Patti Smith a propósito de ese libro–. Es probable que Pan de ángeles (Lumen, 2025 con traducción de Ana Mata Buil) fuera el proyecto al que se refería Smith ya en 2012 como continuación de Éramos unos niños.
El ejercicio de memoria de Pan de ángeles es enorme: está mucho más centrado en su infancia de niña de salud frágil desde bebé, aquejada de enfermedades que la mantienen en cama, cuarentenas que la alejan de su familia y le dan tiempo para sumergirse en libros o en su propia imaginación. Patti Smith recuerda una infancia de escritora, con algunos hechos traumáticos, como la quema de sus pertenencias (“Mi querido conejo desgastado, mi pijama azul…”), por indicación de la Junta de Salud. La familia pasó por once casas, pensiones, casas amuebladas, con la madre de Smith ocultando su embarazo al casero en más de una ocasión, hasta dar con el hogar definitivo en Campo Thomas, lugar mitificado aquí como territorio de la infancia y escenario de aventuras épicas y determinantes del carácter de Smith.
Pan de ángeles cuenta la génesis de Smith como escritora: más allá del ejercicio de memoria, recuerdo y rescate de los muertos, se dibuja el origen de la heroína, como en los cómics de superhéroes. Eso sí, en lugar de viñetas, hay una voluntad poética y literaria en todas y cada una de las frases. ¿Cuáles son los primeros pasos de una escritora? La lectura: “Pese a los conflictos con mi madre, aquel día nació un nuevo ritual único entre nosotras, basado en nuestra pasión compartida por los libros. Pese a nuestras dificultades, ella siempre prestaba atención a las cosas que eran importantes para mí. Durante el resto de su vida, siempre me regaló libros por mi cumpleaños, desde las historias de los gemelos Bobbsey hasta William Blake y Baudelaire. Mi favorito entre los que escogí aquella bonita mañana fue Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Iba acorde con mi deseo de aventuras no lineales. Era muy fácil identificarse con Alicia; admiraba su independencia y su valor”. No sorprende que uno de los capítulos que más le hiciera pensar fuera “Consejos de una Oruga” y la pregunta que hace: “¿Quién eres tú?”.
Título: Pan de ángelesAutora: Patti SmithEditorial: Lumen
Y aquí siembra Smith algo que recogerá al final del libro: “Por mi parte, me preguntaba por qué yo parecía tan diferente, tanto en el aspecto como en el temperamento. No reconocía mi cara en las caras de mi familia, cosa que despertaba comentarios maliciosos por parte de los vecinos”. Patti Smith descubrió que su padre no era su padre biológico, eso paralizó un par de años la escritura del libro, la obligó a recalibrar todo. Gracias a una capacidad de comprensión sobrehumana, Smith perdona a todos los implicados, en parte porque no están ya para pedir explicaciones; lamenta no haber podido conocer a su padre biológico y no se le escapa ni un reproche hacia su madre. El origen abre y cierra Pan de ángeles pero en medio hay un montón de cosas: Robert Mapplethorpe y el Chelsea Hotel, la época que cuenta en Éramos unos niños, cuya escritura aparece aquí; la llegada casi por azar a la música, los discos, las giras, la amistad, la convicción de que no iba a hacer nada que no quisiera, fuera cambiar una palabra de una letra o depilarse las axilas. Está el relato de los años que pasó apartada de los escenarios, la formación de su propia familia con Fred Sonic Smith y la vuelta a los escenarios.
De manera inevitable, el libro tiene algo de altar de muertos: “Todo el mundo ha muerto, todo está olvidado, se hace eco una voz. Hago recuento de quienes todavía me acompañan. Me detengo en la cara de mi hermana, ingenua pero sabedora de todo. Mientras ella esté aquí, nuestros recuerdos están a salvo. Pero ¿qué será del futuro cuando faltemos las dos? Escribe para ese futuro, me dice la pluma, por el bien del cordero marginado, barrido como ceniza en un ático en llamas. El reloj de arena se vuelca. Cada grano es una palabra que estalla en un millar más, los primeros y los últimos momentos de todo ente vivo”, escribe en el prólogo. Pan de ángeles puede leerse como una renovación de votos de Patti Smith con la escritura, y también de una conversión lenta, calmada, desde la rebeldía de la juventud hacia el amor y la comprensión de la madurez. Qué privilegio que lo comparta.

Cita
“Patti Smith recuerda una infancia de escritora, con enfermedades que la mantenían en cama y le daban tiempo para sumergirse en libros o en su propia imaginación”