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Redactora de Costa
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El traslado de arena de la playa de la Paella, por parte del Port de Torredembarra, hacia Altafulla, que comenzó este lunes, sigue adelante con la previsión de culminar en 10 o 15 días. En total, se moverán 14.000 metros cúbicos: 7.000 este mes y 7.000 más en primavera. El Ayuntamiento de Altafulla invertirá, en cada actuación, 30.000 euros para extender esos sedimentos por su playa. Una mitad de la arena se quedará en la zona del Fortí –donde ahora están descargando los camiones procedentes de la Torre– y la otra mitad irá directa al entorno de Botigues de Mar. «Ese el punto más crítico y que recibe más erosión», detalló ayer la coalcaldesa de Altafulla, Alba Muntadas, que se mostró «satisfecha» porque se ha «desencallado» el movimiento.
«La idea es tener una aportación en dos fases de defensa», concretó Muntadas, en previsión de los temporales que puedan darse este invierno y para apuntalar la playa. «No es una solución definitiva, ni mucho menos, ya lo sabemos», valoró la coalcaldesa. E incidió en que encima de la mesa hay opciones más a medio y largo plazo como «un espigón sumergido» o «la remodelación de los extremos del paseo para hacer la playa más resiliente al cambio climático y darle más espacio, permeabilizando y renaturalizando», condicionadas al Ministerio para la Transición Ecológica.
Sobre el papel del Port de Torredembarra, que realiza por primera vez un traslado de arena entre las partes secas de ambas playas, cumpliendo con lo que le exige su título concesional y con las indicaciones del Ministerio, Muntadas expresó que «interrumpe el transporte de sedimentos aguas abajo» y «es evidente que tiene un impacto que debe compensar». Aclaró, igualmente, que «no es el único mal de la playa de Altafulla, sino una pieza más del puzzle: está la obra del paseo hecho encima de la playa, la urbanización de todo el litoral, la extracción de cantos...».
El puerto quiere modificar la cláusula de la concesión que le obliga a este tipo de trasvases porque expone, apoyándose en un estudio del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, que «las dos playas son independientes desde el punto de vista dinámico» y que «con puerto o sin él, la playa de Altafulla tendría los mismos problemas», tal como explica su director, Oriol Milà. La coalcaldesa de Altafulla se mostró ayer favorable a «revisar la cláusula», aunque señaló: «Es evidente que el puerto retiene sedimentos que irían aguas abajo, sin que hayamos dicho nunca que eso signifique a Altafulla ni culpabilicemos directamente al puerto de la regresión».